“Trata a las personas como si fueran lo que deberían ser, y ayúdalas a convertirse en lo que son capaces de ser.” Goethe

miércoles, 2 de marzo de 2011

Historias de Sofás I

                   
                                  Pilar había dormido en él alguna noche, de las veinte que duró su relación. Se conocieron una madrugada en una discoteca de moda cerca del Retiro y su última noche fueron al teatro a ver ‘XXX’ de la ’La Fura’.

                  Cuando trajeron la cama nueva, Luis sacó del dormitorio el sofá cama y lo dejó en el salón comedor. Abierto medía 110cm y de largo rozaba 190cm. Tras la ruptura, Luis rellenó con espuma nueva y siestas el sofá. Pasados los meses de melancolía, recuperó el corazón. Celebró su cumpleaños con los amigos de siempre y con personas que aportaban dulzura en los momentos de soledad.
                 Un día apareció la que creía el amor de su vida, Malena. Formalizó su relación presentándola a sus padres y ella hizo lo mismo. Viajaron por sus pieles descubriendo las arrugas dulces de la madurez y por las islas de sus personalidades.
                Tras la vuelta de las vacaciones del verano, ella sugirió que era hora de cambiar de sofá. En las rebajas de Chueca encargó un sofá cama de pino con futón azul oscuro. Así terminó la vida de uno y empezó la del otro.
                El sofá nuevo era más ancho y largo. Las láminas del respaldo y del asiento abatido, formaban una generosa cama de 200x135cm. El futón cuando ejercía de cama era muy cómodo, pero como sofá dejaba mucho que desear.
                En la cabeza de Luis fueron surgiendo dudas a medida que avanzaba el tiempo y la relación con Malena seguía prácticamente como al mes de conocerse: se veían cada quince días y entre semana una noche. Ella había comprado una funda para el futón,. estaba cómoda con la frecuencia con la que hacían el amor.
               Él no se encontraba bien, sentía una ligera molestia en las vértebras lumbares al permanecer sentado en el sofá. Quería una vida donde poder dormir abrazado a alguien, sin prisa por hacer otras cosas después de quemar la piel entre besos y caricias.
              Decidió dejar la relación, pero el sofá tenía demasiados recuerdos y el teléfono sonaba con la sutil voz de ella echándolo de menos. Quedaron para hablar en el parque y acabaron tumbados encima del futón sobre el suelo (más rápido que hacer cama el sofá…) la reacción química de Luis ante el cuerpo de Malena era algo incontrolable como sangre hirviendo por sus venas.
              Tras otro mes y medio de intentos por achicar el boquete de desamor que inundaba el alma de ambos, Luis cerró con llave y cerrojos la puerta de acceso a su corazón.

              Se centró en la pintura, la música y sus amigos. Fueron tiempos difíciles, para colmo de males; el dolor lumbar empeoraba cada vez que recordaba a Malena. Con el paso de los meses conoció a otras ciudades invisibles que parecían tener interés en él, pero solo eran espejismos que brillaban a la luz de luna en las noches de verano.

Continuará...
Santa 1/02/2011

1 comentario:

DEVA dijo...

Es lo que tienen las urgencias por vivir,puedes cambiar de sofá,de futón e incluso de pareja pero al final lo único que permanece eres tu mism@ y el problema si surje siempre está en ti...lo mejor,disfrutar lo que hay hasta que se puede,la vida no puedes controlarla.
Un besin norteño,corazón!!


Mahatma Gandhi 1869-1948. Político y pensador indio

Un error no se convierte en verdad por el hecho de que todo el mundo crea en él.

Carpe Diem