“Trata a las personas como si fueran lo que deberían ser, y ayúdalas a convertirse en lo que son capaces de ser.” Goethe

miércoles, 12 de mayo de 2010

La flor de Jubelais

                                La rara flor de Jubelais florece dos veces al año; en otoño a mediados de octubre y en primavera a principios de mayo.

                   Su cabello es como oro con mechas oscuras que caen como una catarata ancha hasta sus hombros, escondiendo sus encantos a los extraños. En su sonrisa de labios carnosos se adivina el sabor de la miel y el color rosáceo de un beso. Su nariz respingona está pensada para jugar con las mariposas. Sus ojos llevan el mar. Quien los mira desde el interior del alma, puede sentir las olas, la espuma, el verde de un mar recorriendo su cuerpo; dejando en la venas un sabor dulce de sal.
                  De voz timbrada, canta a la vida cada amanecer y a la luna en la noche.

                  Su cuerpo sin escamas; invita a las mariposas viajeras a descubrir su piel, tras despojarla de las hojas que protegen. Se abre entonces un reluciente valle entre sus pechos juguetones con pezones de alfileres, tentación infranqueable para las manos de mariposa.



                 La flor posee un néctar de dulces sueños escondido. Para llegar hasta él se debe empezar por sus desnudos pies. Es ahí donde guarda la llave del jardín secreto. La mariposa debe acariciar con sumo cuidado sus pies; sin dejar ningún rincón olvidado. Del arte con que lo haga dependerá su vida.



                 Pasados unos minutos si todo va bien; la flor emitirá leves gemidos cuando sienta los dedos recorrer sus pétalos. Su piel pasará del blanco níveo a un rosa suave, sus labios enrojecerán a la espera de un beso, que la mariposa dará sin esperar un segundo.



                  Unidos los cuerpos por un beso; la flor de Jubelais estimulará el apéndice que sobresale en este instante del cuerpo de la crisálida con sus pétalos. Llega el punto más delicado de este encuentro; el éxito de la mariposa depende de cómo toque con sus dedos el Pistilo y el Estigma.



                  La flor ya relajada abre sus pétalos rojos dejando a la vista su parte más secreta; esperando ser suavemente tocada en el Pistilo por los dedos de la mariposa, que previamente habrá humedecido en su boca. Si la mariposa susurra algún verso en su oído (pocas hay que lo sepan hacer, la verdad) dejará que su boca baje hasta el Estigma; donde encontrará el preciado manjar al que debe su existencia.
                  Unidos por Apéndice y Pistilo danzarán al ritmo de la brisa del elíseo (ya que la flor de Jubelais solo habita en las praderas cercanas al mar) mostrando ambos sus más bellos colores, instante este, que no se volverá a repetir. Ya que una vez elegida una mariposa se volverá a cerrar.



                  En las épocas del año en que la flor de Jubelais despierta; saliendo de las entrañas de la tierra, se puede observar un montón de mariposas sin vida cerca de su tallo; muertas en la espera.
                  La flor es flor apenas una semana; cerrándose sobre sí misma al cabo de poco tiempo. Solo está probado que a mediados de octubre o primeros de mayo en los años de abundante lluvia; puede aparecer el milagro de la flor de Jubelais; si una poesía es susurrada en su oído.



                 Las mariposas que apenas son mariposas, tras una dura metamorfosis; deben aprender rápido a volar. Y a no morir en la espera del amor.
27-04-10

1 comentario:

Puedo Volar dijo...

Tus escritos siempre un "refresh", para nosotros los lectores. Muy fresca, y descriptiva.


Mahatma Gandhi 1869-1948. Político y pensador indio

Un error no se convierte en verdad por el hecho de que todo el mundo crea en él.

Carpe Diem